Un cuento corto de suspenso, averigua de qué se trata.
Otro cuento de Angus Loke, que lo disfrutes.
Su frente sudorosa brillaba con los primeros rayos de sol, la caminata seria corta, su ropa ensangrentada y el enorme cuchillo de caza en su mano no pasarían desapercibidos, alguien lo vería y llamaría al 911.
No le importaba, su pecho ya no sentía la profunda presión que lo agobiaba, ahora caminaba libre, libre de su vergüenza, libre de su dolor, libre de su odio.La grava sonaba fuerte en sus oídos ante cada paso, vio una cortina de tela correrse y volverse a cerrar, imaginaba a esa persona estupefacta corriendo al teléfono y llamando al 911, imaginaba el relato, su voz nerviosa, las preguntas de los operadores y sonrió, amargamente.
Sus botas polvorientas pesaban toneladas, a pesar que hace solo unos momentos había volado sobre la hierba, corriendo por su venganza.
Ese momento de odio, furia, ira, el cobro de una vida arruinada la retribución por tanta mentira.
No era posible explicar nada, nadie le creería. Nunca hubiera tenido justicia, solo la justicia de venganza podía saciar tanto odio, tanto dolor.
No escuchaba las sirenas, pero las luces azules se recortaban en el horizonte acercándose velozmente.
Vio la polvareda e intuyo el chirrido de los frenos. Varios oficiales de policía bajaron y apuntaron sus armas a aquel espectro ensangrentado y polvoriento, sus ojos opacos, muertos sin mas lagrimas, su rostro reseco y gris, sus pasos cansados pero firmes y el brillo de la hoja del cuchillo como el único destello de luz, detrás el sol teñía de naranja el cuadro como un toque de amarillo, confundiendo los rasgos.
Los rostros asustados de los policías y sus bocas abiertas con voz en cuello gritando, no oía sus voces pero las intuía.
No se detendría , su destino estaba decidido, era un asesino y nada cambiaría eso, por fin la verdad era toda suya.
Cerca del primer móvil olio el fuerte olor a pólvora, y el ardor, inmediatamente sintió mas ardor y mas olor a pólvora.
Su corazón latía fuerte, su rostro quedo bañado por la luz del sol. El sabor de su propia sangre invadió su boca.No sentía su cuerpo.Tendido de espaldas con su sangre brotando furiosa.
No sentía mas dolor que su corazón destrozado por la traición, mil veces mas dolorosa que el plomo. El cuchillo yacio en el piso, su vida termino con la sensación de haber cumplido su destino, arrancar la vida de quien le arranco la suya.
Sus ojos vieron los rostros incrédulos de los policías, con su ultimo suspiro dijo: Al fin...por terminar con tanto dolor.
Su sangre se mezclo con la tierra y la grava, una vida mas regada al costado del camino, y todo bañado por la luz del impiadoso sol, y el polvo, el polvo que todo lo cubre lo mancha y lo contamina, solo polvo en el viento.
Angus Loke
Argentino
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