Un cuento que narra de manera sutil un encuentro erótico entre dos personas, intrigante narración, que la disfruten.
Angus Loke.
Entrada la noche, los tacones de sus zapatos comenzaron a repicar sobre la vereda, luego de bajar del vehículo acomodó su estrecha falda y comenzó a caminar hacia su departamento; se sentía entonada por la copa que había bebido hacía un rato, caminaba sintiéndose la mujer mas sexy del mundo. sus caderas y sus prominentes nalgas abrazadas como un guante por la elegante falda de raso elastizado, sus largas y blancas piernas rematadas por unos tacones de charol negro y tacos altísimos.
Su figura exuberante se proyectaba con la luz de los focos encendidos con una luz amarillenta. Subió ágilmente los tres escalones de la entrada, colocó la llave en la puerta de cristal y la giro, empujo la pesada puerta y entro al lobby, escuchando solo sus pasos en el silencio del edificio, saludo con un gesto amable al conserje que la observaba como siempre con gran interés.
Se abrieron las puertas del ascensor y cuando entraba sintió que la sujetaban firme por la cintura desde atrás, sintió en su cuello una respiración fuerte y con aroma a whisky. Escuchó como cerraba la puerta del ascensor, sorprendida y asustada quedó apoyada con ambas manos en la pared posterior y con su elegante sobretodo en la mano.
Unas manos firmes y atrevidas comenzaron a recorrer sus nalgas, intento liberarse pero estaba firmemente agarrada por el asaltante.
El antebrazo del tipo en su espalda presionándola, la inmovilizaba. Sus mejillas sonrojadas transmitían la vergüenza y el sofoco en el que se encontraba.
Las fuertes manos siguen moviéndose sobre su cuerpo, con un movimiento levantan la falda y acarician su delicada piel, recorriendola con una fingida dulzura.
La precisión de sus manos la debilitan, su lucha, pérdida de antemano se torna ínfima.
La sensación de una cascada desbocada la recorre, un fuego interior que solo desea que se apague.
De pronto lo impensado, una presencia firme y enhiesta invade su sagrado manantial.Un gemido sordo llena su boca, sus labios se arquean y engrosan, sus delicados dientes muerden con pasión su labio inferior. El efecto del alcohol y su propia naturaleza la dejan indefensa a merced de los eventos que se suceden, no se resiste no protesta solo siente más y más placer, sintiéndose una mujer fácil por aceptar tamaña afrenta a su honor, aun así se siente como liquido escurriéndose a través del tipo que la fuerza por ese camino.
La placentera agonía estalla en un desborde de gemidos y jadeos cortos y silenciados a desgano.
La voz del abusivo hombre susurra a su oído, feliz aniversario querida, y abriéndose la puerta en el 5° piso se bajan.
Angus Loke
Argentino
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