Otro cuento corto, para que lo disfruten, para todos los maravillosos Marios que todos hemos conocido.
Angus.
La mesa de madera lustrosa mostraba el paso de los años.
El abuelo Mario sentado en la cabecera miraba a sus hijos, sus nueras, sus nietos, con una expresión de placer.
La cena traída por la esposa de su hijo mayor, estaba servida, ahí don Mario tubo su primer remembranza de la noche, recordó a su finada esposa Francisca, lo bien que cocinaba y lo deliciosa que era su comida, muy diferente de la insípida mezcla que estaba en la mesa...
Todos trataron de disimular y cambiaron el tema.
Cuando promediaba la cena los temas de cada cena familiar fueron saliendo y en cada uno Don Mario contó sus maravillosas experiencias de vida, lo buenas que eran sus épocas y lo bien que se hacían las cosas en comparación de lo moderno, hecho para durar un suspiro.
Cuando uno oía con atención las historias de Don Mario notaba siempre el mismo patrón, la heroicidad, la bondad, la perfección y el ejemplo digno de imitar que había sido su larga vida...obviamente jamas Don Mario relataba un error, un fallo o un renuncio en su vida.
Jamás salía de su boca un elogio para sus hijos y sus decisiones, que porque tenían tantos hijos, al que no tenia que porque no tenia, a los que tenían una mujer bonita que porque no eligió una mujer mas normal y al que tenia la esposa gordita porque no tenía una mas bonita y esa eterna contradicción.
Si los niños eran revoltosos que si eran muy quietos y callados. Parecía que nada le conformaba.
Un día su hijo mayor le pregunto por que hacía eso, después de un largo silencio Don Mario les dijo: " yo he olvidado mis errores, mis debilidades, mis fracasos y mis equívocos, soy lo suficientemente viejo para saber que el dolor de todo eso no debe perseguirnos toda la vida porque de ser así no podríamos vivir mas que lamentándonos.
Don Mario se levanto y se fue a su habitación. Esa noche la paso mal. La charla con sus hijos le hizo volver a vivir sus fracasos y errores. Fue mucho para su envejecido corazón.
Don Mario murió cerca de las 9:00 de la mañana. En unas horas estuvo organizado el velatorio, sus hijos, sus nueras, sus nietos.
Durante el sepelio todos recordaron las anécdotas de Don Mario, lo bueno que fue, lo buen padre que era y lo fantástico esposo que había sido.
Todo cambio con su muerte, para que todo siga exactamente igual.
Angus Loke
argentino
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