Un cuento corto... o una vivencia... disfrútenlo.
Angus Loke
Ese día quedara en mi memoria para siempre, ese día que decidí confesarme.
Le dije a mi madre que tenia que darle una carta, una carta que era muy importante y muy intima, la cual seria mi confesión.
Mi madre que hacia las tareas domesticas se apoyo en la mesada de la cocina con una mirada de incredulidad, al ir oyendo mis palabras su cara de desconcierto se fue transformando a miedo, su propia imaginación comenzó a tejer conjeturas.
Le entregue una carta en sus manos, miro el papel cuidadosamente doblado y luego clavo sus ojos marrones en los míos.
Sus ojos se tornaron vidriosos, su piel palideció de pronto y sus labios se tornaron de un rosa pálido.
Bajo su mirada y comenzó a leer en silencio, angustiada.
La carta decía: "Por este medio comunico a mis seres queridos toda la verdad, ya no puedo seguir ocultando la verdad, no puedo seguir enmascarando mi forma de ser,los deseos que me abruman y la enorme pasión que llevo dentro..."
Ella abría sus ojos desmesuradamente, no podía creer que su hijo fuera a confesar algo tan terrible, su mundo se derrumbaba, aun sin tener la mas remota idea de cual seria la cruda confesión.
La carta proseguía diciendo: " Es menester que mi familia mas cercana lo sepa, que mi amada madre se entere y que mi padre lo escuche, mi corazón no resiste mas la mentira en la que me veo envuelto, debo ser honesto con todos y principalmente conmigo mismo..."
Mi madre me miro desconcertada, con los ojos llenos de lagrimas y la boca entreabierta con una hermosa expresión de sorpresa, con un enorme ¿PORQUE? en su rostro.
Yo seguía muy serio toda la escena, le hice un gesto para que continué leyendo y baje la cabeza apesadumbrado.
Continuo la lectura: " Desde pequeño llevo esta carga y ahora es aun mucho mas pesada, nunca pensé que mis gustos y mis tendencias llegarían tan lejos, mi raro placer, fuera de toda moral, pero aun intenso y agobiante, que quema dentro de mi pecho y brota salvaje desde mi mente y mis manos..."
A esta altura la amorosa señora estaba desencajada e iracunda, presentía un mazazo en su corazón , su mirada intensa y feroz traspasaba mi cuerpo como queriendo despellejar mi corazón.
Musito mi nombre a punto de que sus rodillas cedieran, me volvió a mirar y volví a mi lúgubre ademan instándola a completar la lectura.
La carta continuaba así: " Sin dejar de rogar por el perdón de todos los que me aman por sumirlos en tan grande desdicha, debo aunque me sea tremenda mente difícil, terminar de confesar la realidad que me acongoja, me encanta escribir tonterías..."
Mi madre levanto la mirada y sin mediar palabra arrojo el hediondo trapo rejilla en mi cara, gire riéndome con dolor de estomago, su cara tomo color una vez mas, y aun dudando pregunto esto es todo?asentí con la cabeza mientras lloraba de risa,de su tierna boca escapo un insulto que me hizo reír aun mas...
Angus Loke
Argentino
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