Cuando la sonrisa enigmática símil de la monalisa se mezclan con un hermosa auto Mercedes Benz...
Angus nos cuenta que pasa...
Ella entro a la sala y el corto el teléfono, su esposo miraba hacia afuera por el amplio ventanal y sin mirarla guardo el smartphone en su bolsillo.
Ella hizo una mueca de disgusto y giro sobre si misma, unos minutos después el fue a su encuentro. La tomo de la mano y la beso tiernamente.
Sorprendida lo miro, el la tomo de la mano y le dijo ven, te tengo un regalito.
Su relación hacia tiempo era fría y distante, el era un empresario importante pisando los sesenta años, ella era una ex modelo que orillaba los 40.
Se conocían mucho y se daban espacio aunque las sospechas de infidelidad sobrevolaban la relación frecuentemente.
La llevo hasta el ventanal, en el verde césped del jardín, un hermoso Mercedes descapotable destellaba inmaculado.
Ella lo miro emocionada y abrazándolo lo beso con mucha ternura, el le ofreció las llaves y le dijo anda a disfrutarlo.
Ella lo volvió a besar y fue a observarlo de cerca, después de recorrer cada detalle decidió que necesitaba salir.
Se baño, se cambio se maquillo y tomando las llaves salio con paso firme sin decir ha donde.
El hablaba por teléfono cuando la saludo con un leve gesto de sus cejas, el dijo esta todo listo y colgó con una sonrisa como pintada por Da Vinci.
Ella subió a la autopista, se sintió embriagada por la potencia y el viento en su pelo rubio.
Un sonido grave un tanto molesto sacudió su ensimismamiento, una mirada al retrovisor le devolvió una imagen que la inquieto.
Una enorme motocicleta negra con muchísimos cromados y un hombre notoriamente alto y de unos veintitrés años, rubio y bastante apuesto.
Durante varios minutos ella lo observo de reojo, en un momento el tipo se emparejo a un lado del Mercedes y quedo cruzando su celeste mirada con la de ella.
Sintió una emoción que no sentía hace años y se ruborizo, acelerando salio de la incomoda situación, unos minutos después la luz de emergencia del combustible le indico que debía parar en la estación de servicio.
Parada en el shop de la estación de servicio observo al motociclista bajarse de la moto y entrar con un andar confiado y ganador al shop.
El se acerco y le sonrió, ella le devolvió la sonrisa, la invito una cerveza y ella se negó, aun insistió y ella divertida acepto.
Fue sencillo dejarse llevar por el momento y la juventud del tipo.
El Mercedes siguió a la moto negra con muchos cromados hacia la puerta del hotel donde juntos los vehículos se hacían compañía.
Ella decidida lo beso y se trenzaron en un apasionado momento.
Ella le pidió un momento para ir al toilette.
Ella se desvistió pausadamente frente al espejo admirando su cuerpo enfundado en un corset y ligueros negros que la hacían sentir tremendamente sensual.
Salió del baño, y miro extrañada, no había nadie, miro su cartera y busco la llave del auto, en eso estaba cuando escuchó arrancar la moto y el mercedes, su precioso y reluciente mercedes.
El motociclista estaciono a un lado de la ruta y llamo por teléfono, hablo con una sencilla frase:"Hecho".
La sonrisa pintada por Da Vinci volvió a dibujarse...
Angus Locke
Derechos Reservado

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