La noche llego con la promesa del descanso.
El día impiadoso se comió toda mi energía. Arrastrando los pies llego a sentarme en el regazo de mi amor.
Siento en mi piel la suave caricia del algodón.
Me envuelve me refugia y me abriga.
Contiene mi indefensa languidez, aprisiona mis cansados músculos.
Lenta pero inexorablemente llega el sueño, me hundo en el colchón. Voy cayendo a cada minuto, hundiéndome mas y mas en mi sueño reparador.
El frió nocturno y la oscuridad se funden para atacarme.
Un escalofrió corre por mi espalda, la frazada sube desde los pies hasta mis hombros, protegiéndome como un imaginario cálido abrazo.
Voy viajando hacia mi origen, contraigo las piernas,hundo la barbilla en mi propio pecho
las palmas de mis manos se juntan debajo de la almohada y para asegurar que no se muevan,mi cara encima de ella. Cada tanto estiro las piernas pero la zona fría me obliga a contraerlas.
El sol cuela sus rayos por las perforaciones de la persiana mis parpados se aprietan para ignorarlos.
La semiconsciente lucha en contra del sol se vuelve mas pesada, la fisiología se une al astro rey ofende mis entrañas punzandome para que abandone mi imaginaria madriguera.
Por ultimo el hiriente sonido de la alarma, completa el feroz ataque del nuevo día.
Las tercas sabanas no quieren soltarme, se apoderan de mis huesos con fuerza mi piel parece fundida en la trama de la tela la almohada se niega a despegarse de mi mejilla.
Juro que lo intento, me esfuerzo por abrir los ojos sin el mas mínimo resultado, un día mas por fin lo logro,dejo la forma de mi cuerpo dibujada en las sabanas que se asemejan a cadenas gruesas.
Soñoliento me alejo hacia el baño, y creo escuchar un susurro que dice:" Volverás".
Angus Locke.
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