El reloj corría lento, el sopor de las 2:30hs se adueñaba de todo, los monitores alumbraban los rostros cansados y soñolientos.
Como una ventana al mundo exterior la tv desgarraba el silencio.
No ponían demasiada atención al programa, una película de terror como es costumbre en la noche, una mirada de reojo una escena aquí otra aya.
Los protagonistas llevando a cabo un ritual de magia , de pronto las caras se orientan hacia la pantalla.
Una voz gutural que recita en un idioma desconocido y el grito desgarrador del animal sacrificado.
Un frió intenso les recorrió a todos el cuerpo y les heló el alma.
Se miraron incrédulos, angustiados y desconcertados.
Volvieron a sus tareas tratando de concentrase nuevamente.
Una angustia profunda se manifestaba en sus rostros.
Una inexplicable desazón, hombres maduros, curtidos en la vida desempeñándose en seguridad,no eran niños asustadizos, así y todo
una sensación incomoda de miedo quedo flotando en el aire.
El escritor había recogido aquellos conjuros de un antiguo libro tratado oscuro.
Un excelente trabajo de traducción y un respeto al rigor histórico hicieron que fuera absolutamente real.
La hora exacta, la cantidad precisa de gente y las palabras adecuadas fueron la receta perfecta para el desastre.
Antiguos demonios se revolvieron y arremolinaron en aquellos desdichados y desprevenidos hombres.
Una plaga infrahumana de quien sabe que oscura factura.
Todos terminaron su trabajo cruzando apenas palabras.
Caminaron en silencio hacia el vestuario, se cambiaron calladamente y salieron de la misma manera, sus relevos risueños los saludaron sin recibir respuesta.
Cada uno se retiro de la manera usual.
El encargado subió a su vehículo y condujo lentamente hasta la avenida principal, donde se unió al trafico alejándose velozmente.
Los demás buscaron sus respectivos transportes, uno subió al metro, los otros a un bus y otro monto a su bicicleta.
Todos se movían como ausentes, uno de los que viajaban en el bus comenzó a sentirse incomodo, la multitud de gente el encierro y los empujones lo desquiciaron, empezó a gritar de forma incomprensible, con una voz profunda y siniestra, empujones y golpes de puño de los otros pasajeros lo derribaron, allí patadas y pisotones arteros lo dejaron inconsciente, la puerta neumática se abrió y callo rodando empujado por la gente, su cuerpo inerte golpeo el suelo con dureza, su cráneo abierto dejo salir su cerebro desparramando sus restos en el asfalto, el humo del gas-oíl se mezclo con la sangre.
El que se marcho en su bicicleta sintió un calor abrazador, una desesperación intensa que lo llevo a pedalear frenéticamente, casi atropella a varios transeúntes los cuales le dedicaron sus respectivos insultos a los que solo respondía con una mirada furibunda y expresión turbada.
El paso a nivel se rehusó a levantar las barreras y de plano las ignoró.
La formación de las 6:25hs tendría un retraso importante, y debería ser llevada para peritajes y limpieza, los restos del hombre embarrados entre el frente y las ruedas del tren no dejaban otra chance.
El horror de las personas que lo vieron prácticamente arrojarse delante de la locomotora sin oportunidad de nada.Pasajeros impresionados y el conductor en un ataque de nervios.
El encargado se vio atrapado en el trafico, nervioso, intensamente angustiado , aterrado y alucinando con gente muerta y demonios, acelero su vehículo estrellándose en una estación de servicio, una enorme explosión y una enorme llamarada que todo consumía salio disparada. Decenas de incinerados heridos y muertos quedaban tendidos en la vía publica, del encargado no se hallaron rastros.
El ultimo pasajero se durmió enseguida, horribles pesadillas lo atormentaron,
el viaje fue una tortura. A tientas se bajo casi dormido y camino hasta su casa.
Sus pensamientos giraban en torno a sus problemas familiares, sentía un intenso odio hacia todos los que encontraría al abrir la puerta.
Al girar el picaporte se encontró con lo que había pensado, en un momento la realidad y los sueños se mezclaron y no discernía que era que, los demonios que se apoderaron de su familia se hicieron presentes y el los ataco con todas sus fuerzas, sentía placer al quebrar huesos, al ver sangre salpicándose y los quejidos y las suplicas perforaban su cerebro y se aboco a callar aquellas hirientes voces.La policía alertada por un vecino dirimió la cuestión con once certeros disparos, quedando la familia completa diseminada por la casa.
Todos se miraron y continuaron tecleando y controlando las pantallas, faltaba poco para irse...
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