Relato: La corriente.


Un día gris plomizo es el marco para el desarrollo de esta historia. Frío viento y húmedos interiores. Metrobus y por fin el obelisco el hito que anuncia el fin del viaje. Los zombís caminan ordenadamente y en perfecto desorden. Todos simulan ríos que corren paralelos pero en opuesto sentido. En las aguas de cada río unos salmones se empeñan en nadar contra la corriente con los previsibles choques y empujones de quienes mantienen el rumbo invariable.

Los miro el espectaculo apenas acaricia mis retinas sin llegar a ni siquiera impresionar mi cerebro. Me siento un zombi mas, mi cuerpo grita para mantener la inercia del reposo pero la poderosa fuerza de la responsabilidad me mueve como si un imaginario titiritero moviera mis hilos tensando y soltando a su caprichosa voluntad.
Enorme y sombrio se yergue el edificio al que soy guiado.
Emana una onda acongojada sin llegar a negativa pone en alerta los nervios. La escalera de marmol beige desgastada los bordes redondeados y pulidos por los pasos de generaciones de otros zombies. El primer piso me recibe. Luz amarilla paredes beige pisos de marmol beige apenas cortado con el oscuro de la madera. Antiguas divisiones de los espacios que por antiguas y nobles han trasendido su caracter temporal dando testimonio de tiempos mejores. Solo en la sombria antesala esperando el apoyo prometido que ya llegando. Un zombi letrado una especie de perchero andante adornado con un atache y un infaltable sobretodo. Un campeon que va a defenderme con el arma de la legalidad. De pronto llegan los enemigos, furiosas gargolas enviadas a despellejar mis huesos.
El campeon esta tranquilo con un ademan legal las calma mas no cejan en sus aviesas intenciones. Un duelo se produce cada cual usando su propia espada legal. El arbitro observa con presteza los movimientos de cada uno. Paciente pero firme y decisivo.
Las posturas firmes del campeon y el blandir de la espada logran que las gargolas cambien a una actitud negociadora. Se abre una via para parlamento. Se acuerda estar en desacuerdo y la necesidad de acercar posiciones.
Estoy ahi como un espectador y como parte.
Luego de la escaramuza la arena y el polvo se despejan.
Todos gargolas campeon arbitro y yo mismo volvemos a ser zombies.
El mágico y efímero momento de la batalla a pasado. Promesas de mas batallas por venir y entre estas una existencia de carne podrida y gruñidos guturales. Cada cual se suma a la corriente que les llama. Un río de carne y sangre inerte apenas un atisbo de vida le dan los salmones aquellos que luchan por ir en su propio camino generando rechazos y gruñidos. Esos que parecen vivos por ir contra la corriente. Ilusos creen que respiran por ser diferentes,eso...eso tambien es una corriente.


Angus Locke
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